LIBERTAD

La primera práctica del viernes sobre psicomotricidad fue una experiencia muy enriquecedora que me permitió explorar el movimiento y la creatividad. Asimismo, guiándonos en como ayudar a los niños, me parece que es un espacio que favorece la expresión libre y espontaneo para los niños. El uso de las cajas y almohadas como materiales no estructurados promueve el desarrollo de la imaginación y el juego simbólico, elementos clave en la psicomotricidad, especialmente en niños de 3 a 5 años, que se encuentran en una etapa de crecimiento físico, emocional y cognitivo.

Uno de los aspectos más interesantes de la sesión fue la actividad inicial de relajación. Según Wallon, la motricidad y las emociones están profundamente interrelacionadas, por lo que comenzar con un momento de relajación ayuda a los niños a tomar conciencia de su cuerpo y sus sensaciones, creando un ambiente propicio para el aprendizaje psicomotor.

El uso de las cajas en la actividad libre no solo me permitió crear trenes, torres o puentes, sino que también es excelente para promover el desarrollo de la motricidad gruesa, coordinación y habilidades espaciales. Esta libertad de acción es fundamental en la psicomotricidad, ya que permite a los niños expresarse y explorar su entorno desde su propio marco de referencia, lo que favorece la autonomía y la seguridad de sí mismo. Autores como Jean Piaget enfatizan la importancia del juego simbólico en esta etapa del desarrollo, pues es a través del juego como los niños asimilan y comprenden su realidad.

 

En la actividad grupal en turnos de parejas, donde la profesora Claudia construyó la torre de cajas con cojines y la sabana para luego derribarla corriendo, refleja la importancia de la psicomotricidad en la descarga emocional, coordinación motriz, control del cuerpo, liberación de tensiones, colaboración y trabajo en equipo. Esto ultimo también me parece importante en el ámbito psicomotriz. El hecho de que la actividad se haga en parejas promueve la cooperación, lo cual es esencial para el desarrollo social de los niños. Tienen que aprender a comunicarse (como recrean la torre de nuevo para que la próxima pareja lo derrumba), sincronizarse y respetar turnos, lo que fortalece sus habilidades interpersonales y su capacidad de resolver problemas en grupo (en caso de que haya).

 

Como menciona Aucouturier en su enfoque de la práctica psicomotriz, este tipo de actividades permite a los niños canalizar sus tensiones y experimentar la "liberación motriz", lo que les ayuda a gestionar sus emociones y su relación con los demás de manera saludable.

El cierre con el dibujo de cómo me sentí fue una forma excelente de integrar las emociones vividas durante la sesión. Esta actividad es conveniente hacer con los niños por que ayuda a reflexionar sobre su experiencia física, emocional, social etc. Este tipo de actividades permiten que el aprendizaje sea más profundo, ya que conecta lo vivido en el cuerpo con la expresión creativa y emocional.

En resumen, la sesión no solo fomentó el desarrollo motor, sino también su creatividad, autonomía y habilidades sociales. A través del juego y el movimiento, exploramos la capacidad de interactuar con el mundo físico y sus emociones, lo que para el niño es esencial en su desarrollo integral.






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